El verano está lleno de bolsas hasta los topes, maletas hasta los topes, coches hasta los topes y lavadoras y lavadoras y lavadoras hasta los topes. ¿Quién dijo que la ropa de verano no ocupaba? ¿Por qué hay gente que es capaz de viajar sin trastos entre sus piernas? ¿Los maleteros de los demás se ensanchan en período estival?
Estaba divagando en las vacaciones y que parezco más del país vecino, cruzando la frontera con esa tela azul en la baca del coche que en una de la «terreta de toda la vida», cuando me he topado con esta casa. Ha sido como un Omeoprazol 20 minutos antes de comer: digestivo, con paz, sin trastos… Vale, luego ya nos preocuparemos por la falta de armarios y/o espacio de almacenaje pero ahora, sólo por un momento, aparquemos traslados, maletas, lavadoras y disfrutemos de las paredes vacías, del suelo de piedra y de una habitación que, por no tener, no tiene ni un móvil.
¿Os imagináis allí?
Paredes blancas sin ningún atisbo de gotelé, ni un jarrón de flores secas regalado por tu suegra, sin fotos de tu adolescencia capaz de humillarte cada día que pasas por delante de ella y pisando piedra. Todo esto pisando piedra y rodeada de blanco y de madera. Sólo eso: blanco y madera.
*Felices y abarrotadas vacaciones –nosotros seguiremos vendiendo muebles todo el mes, ya saben, para que tengan ese efecto blanco y madera ;)- y mientras, a riesgo de creer que mi estilo en casa es una mezcla entre vintage y rococó, miraré estas fotos otra vez y alargaré su efecto Almax. Ah, no, no, que había dicho Omeoprazol =)
Feliz verano.
vía*
